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Coches neoclásicos

6/13/2025

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Coches neoclásicos: el futuro con sabor a pasado (que nunca terminó de llegar)

coches neoclasicos
En plena era del vehículo eléctrico, el diseño autónomo y las interfaces digitales, hay un puñado de marcas que siguen apostando por coches neoclásicos, con formas, proporciones y espíritu que remiten directamente a la estética de principios del siglo XX. No se trata de restauraciones ni de "retro", sino de una categoría muy concreta: modelos nuevos, fabricados hoy, pero que parecen detenidos en el tiempo. Como si el automóvil no hubiese evolucionado más allá de 1940. Y esa rareza, paradójicamente, dice mucho sobre nosotros, sobre la industria... y sobre lo que tal vez perdimos por el camino.
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¿Qué es un coche neoclásico?

coches neoclasicos
El término “neoclásico”  define con precisión este tipo de vehículo: un diseño contemporáneo que toma prestados los códigos formales, proporcionales y estéticos de la era clásica del automóvil, sin renunciar completamente a la tecnología moderna.

No es un homenaje visual (como el Fiat 500 o el nuevo Renault 5), sino una continuación deliberada del pasado. Los faros redondos, las ruedas carenadas, los pasos de rueda independientes, las parrillas cromadas, los capós largos y abiertos lateralmente… todo responde a una fidelidad estética con raíces profundas.

Marcas como Morgan, Bufori, Eadon, Panther o incluso Delahaye USA han construido su identidad sobre esta idea. Piezas hechas muchas veces a mano, con carrocerías artesanales, motores modernos y precios dignos de coleccionista.



Morgan Motor Company es probablemente la marca más representativa de esta corriente. Fundada en 1909, la empresa británica ha seguido produciendo coches deportivos con estructura de madera, carrocería de aluminio y diseño clásico. Hasta hace muy poco, seguían usando chasis de ceniza (ash wood) —sí, madera— como base estructural, combinados con motores V6 o V8 de BMW. El Morgan Plus Four, por ejemplo, tiene una silueta que no ha cambiado desde 1950, pero acelera de 0 a 100 km/h en poco más de 5 segundos y cumple normativa Euro6. Y se vende en 2025. Es un coche para quienes no quieren un coche moderno. Y no es una boutade estética: es una decisión filosófica.

En palabras de su ex director Charles Morgan: “No diseñamos coches, preservamos experiencias”.

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coches neoclasicos
Siguen existinendo porqe, paradójicamente, en un mundo híper estandarizado y digitalizado, hay una parte del mercado —pequeña, pero fiel y solvente— que quiere una conexión emocional y física con la máquina. Que quiere ver tornillos, oler cuero de verdad, pisar embrague, sentir el viento en la cara sin un head-up display interponiéndose. Los coches neoclásicos no venden movilidad. Venden carácter. Venden memoria. Son, en el fondo, actos de resistencia contra la obsolescencia emocional. Y si bien no son viables para una producción masiva, su existencia nos recuerda algo fundamental: que el coche es más que transporte.

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Por ejemplo,  La marca Bufori, nacida en Australia pero trasladada a Malasia, produce coches de estética de los años 30, con interior completamente a medida, pero con mecánicas Chrysler V6 o V8, suspensión neumática y sistemas de infoentretenimiento modernos ocultos tras paneles de madera. Su modelo Bufori Geneva puede costar más de 400.000 dólares. Su cliente no busca prestaciones. Busca estatus, exclusividad y nostalgia. Algo imposible de obtener en un SUV eléctrico blanco.

Tienen un mercado muy limitado. Y ahí radica su encanto (y su trampa). Su existencia cuestiona la homogeneidad del diseño automovilístico actual, donde muchos modelos parecen variaciones de un mismo render.

El planteamiento emocional de los coches neoclásicos —hacer coches que provoquen, que emocionen, que huelan a algo— sigue siendo una asignatura pendiente en la industria contemporánea. Especialmente en un contexto donde la electrificación está homogeneizando la experiencia de conducción. Si los coches del mañana han de ser sostenibles, sí. Conectados, también. Pero si no recuperamos algo de esa alma perdida, serán simplemente objetos de transporte sin carácter. Y ahí los Morgan, Weismann o Bufori nos enseñan algo: el diseño no solo debe mirar al futuro, sino saber de dónde viene.

En “Domina el negocio del automóvil: Guía completa de estrategia y diseño de coches” exploro cómo la historia, la ingeniería y la marca se entrelazan. No se trata solo de líneas bonitas. Se trata de por qué un coche emociona. Y por qué otros no.





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Miguel Ángel Cobo Lozano - CEO MotorLand Aragón, P.M Audi y Nissan Europa:  
Consultoría estratégica de automoción. Donde el diseño y la identidad se cruzan con la visión de negocio.
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