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Transferencia lateral de pesos: clave oculta en el rendimiento dinámico de un vehículo

5/30/2025

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Transferencia lateral de pesos: clave oculta en el rendimiento dinámico de un vehículo

transferencia lateral de pesos
En el mundo del diseño automotriz y la ingeniería de competición, hay fenómenos físicos que, aunque invisibles al ojo humano, determinan el comportamiento de un vehículo con una contundencia inapelable. La transferencia lateral de pesos es uno de ellos. No se ve, no suena, pero se siente. Es la razón por la que un coche puede resultar ágil en curva o volcarse ante un cambio brusco de dirección. Controlarla es un arte técnico que separa a los buenos vehículos de los verdaderamente excepcionales.
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¿Qué es exactamente la transferencia lateral de pesos?

La transferencia lateral de pesos se produce cuando un vehículo toma una curva y las fuerzas laterales hacen que parte del peso del vehículo se desplace desde las ruedas del lado interior hacia las del lado exterior de la curva. Esta redistribución de cargas afecta directamente a la adherencia de cada neumático, y con ello, a la capacidad del coche para seguir la trayectoria deseada.


Este fenómeno se rige por principios de dinámica vehicular y depende de tres factores principales:
  • El centro de gravedad del coche (altura y posición lateral).
  • La aceleración lateral que se produce al girar.
  • El ancho de vía del vehículo.


Una mayor aceleración lateral o un centro de gravedad más elevado intensifican la transferencia. Por eso, un SUV alto tiende a inclinarse más y ser menos estable que un deportivo con centro de gravedad bajo.
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Cómo influye en el diseño del chasis y la puesta a punto

transferencia lateral de pesos

Cuando se diseña un vehículo, desde un turismo hasta un monoplaza de competición, se busca que la transferencia lateral de pesos esté equilibrada entre ambos ejes y que no exceda ciertos límites. Esto implica decisiones estratégicas que abarcan desde la arquitectura del chasis hasta los reglajes de la suspensión, el tipo de neumáticos y la distribución de masas.

Por ejemplo, una suspensión más rígida reduce el balanceo de la carrocería y, por tanto, limita la transferencia de peso. Sin embargo, si es demasiado rígida, puede comprometer la adherencia en superficies irregulares. Aquí entra la clave: no se trata de eliminar el fenómeno, sino de modularlo en beneficio del comportamiento dinámico.
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En un deportivo de tracción trasera, por ejemplo, un ingeniero puede buscar que parte de esa transferencia favorezca la adherencia del eje motriz durante la entrada en curva, permitiendo un sobreviraje controlado. En cambio, en un vehículo urbano con tracción delantera, el objetivo será minimizar el subviraje.

Simuladores de dinámica como Adams Car, o entornos CAE acoplados a herramientas de CFD y análisis de masas, permiten predecir con precisión la transferencia lateral en distintas condiciones de conducción. En los programas de LS-DYNA o Abaqus, se pueden analizar incluso deformaciones del chasis en condiciones extremas, lo cual es crítico para coches de alto rendimiento o prototipos de competición. De hecho, si no se modela correctamente esta transferencia en fases tempranas del diseño digital, los errores pueden trasladarse a pista. El resultado: coches subviradores, sobreviradores o directamente inseguros. Es aquí donde convergen el diseño conceptual, la simulación avanzada y la ingeniería del comportamiento dinámico.

Un caso paradigmático es el Porsche 911 GT3, un vehículo que, a pesar de su configuración trasera clásica, logra un equilibrio dinámico excepcional. Para conseguirlo, los ingenieros de Weissach trabajaron intensamente sobre la geometría de suspensión activa y el reparto de masas, permitiendo que la transferencia lateral de pesos en curva alta fuera progresiva y predecible. Cada componente –desde la rigidez torsional del monocasco hasta el diseño de los amortiguadores– está pensado para que el conductor sienta exactamente cuánto agarre tiene en cada eje. Ese dominio milimétrico sobre el fenómeno es lo que da al 911 GT3 su legendaria capacidad de trazar curvas como si estuviera sobre raíles.

En competición, la transferencia lateral no solo se combate: se explota. Equipos de Fórmula E y DTM utilizan sensores de carga en cada rueda para analizar en tiempo real cómo varía el peso entre ejes y lados del vehículo. Esa información se utiliza en la estrategia de puesta a punto, y en algunos casos, se adapta dinámicamente a través de suspensiones semiactivas o electrónicas. Durante el famoso DTM de Nürburgring en 2022, se observó cómo Audi y BMW adoptaban configuraciones de estabilizadoras completamente distintas para maximizar la transferencia lateral a favor del eje trasero en las curvas lentas del circuito corto. ¿El objetivo? Mejorar la tracción a la salida de curva sacrificando algo de entrada. Este tipo de decisiones, invisibles al espectador, deciden décimas vitales en clasificación.

Más allá de la física, hay una dimensión sensorial. El conductor percibe la transferencia de pesos como movimiento de la carrocería, pero también como cambios en la respuesta del coche al volante y al acelerador. Por eso, es crucial alinear el comportamiento dinámico con la intención del diseño: un coche que se siente torpe o inseguro en curva difícilmente convencerá, aunque sus cifras en banco de pruebas sean espectaculares. Aquí es donde entra el rol del diseñador con comprensión de dinámica vehicular. Porque no se trata solo de diseñar una silueta estilizada, sino de crear una experiencia coherente. Desde el posicionamiento del asiento hasta la relación entre el peso y el ancho de vía, todo influye en cómo se transmite esa transferencia lateral al piloto.

Comprender la transferencia lateral de pesos no es solo cuestión de cálculo; es una herramienta estratégica. Las decisiones que se tomen sobre masas, altura del chasis o tarado de suspensiones tendrán un impacto directo no solo en el comportamiento dinámico, sino en la seguridad activa, la sensación de control, el desgaste de neumáticos y la experiencia de conducción.
Quien domine este fenómeno desde fases tempranas del diseño contará con una ventaja competitiva frente a marcas que solo reaccionan al resultado en pista o en simulación final. Para una profundización completa sobre cómo se integran estos aspectos en la estrategia de desarrollo, tanto en vehículos de serie como en prototipos de competición, puedes consultar el capítulo dedicado a dinámica vehicular y prototipos en el  libro Domina el negocio del automóvil: Guía completa de estrategia y diseño de coches,  donde también se abordan los ensayos físicos y simulaciones CAE que permiten optimizar este fenómeno desde su origen conceptual.

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