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El efecto Venturi aplicado a las puertas: aerodinámica y diseño con propósito

6/25/2025

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El efecto Venturi aplicado a las puertas: aerodinámica y diseño con propósito

 El efecto Venturi aplicado a las puertas
En el mundo de la automoción, donde cada milisegundo en pista o cada gramo de CO₂ cuenta, hay principios físicos que han pasado de la aeronáutica al diseño de coches casi sin que el gran público lo note. Uno de ellos es el efecto Venturi, un fenómeno de la dinámica de fluidos que, lejos de ser solo teoría, se aplica estratégicamente en aspectos tan cotidianos como las puertas de un vehículo.


Sí, el efecto Venturi aplicado a las puertas no solo existe, sino que representa una intersección brillante entre aerodinámica, confort acústico, sellado de habitáculo y eficiencia energética. Y aunque su presencia no suele mencionarse en campañas publicitarias ni es algo visible a simple vista, su papel en el diseño del automóvil moderno es fundamental.

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¿Qué es el efecto Venturi y por qué debería interesarte si diseñas coches?

En pocas palabras, el efecto Venturi describe cómo un fluido (en este caso, el aire) aumenta su velocidad y reduce su presión cuando pasa por un conducto estrecho. Este principio fue formulado por el físico Giovanni Battista Venturi en el siglo XVIII, pero su aplicación moderna brilla en campos como la aviación, la ventilación, la medicina... y, por supuesto, la automoción.


En la ingeniería de vehículos, ese cambio de presión puede aprovecharse para controlar el flujo de aire en zonas específicas. Y es aquí donde entra en juego su uso en puertas: no solo para mejorar la eficiencia aerodinámica, sino también para sellar mejor, reducir ruidos o incluso asistir al cierre automático.

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Aplicaciones prácticas del efecto Venturi en las puertas de vehículos

Aunque no todas las marcas lo explicitan, varias han incorporado este fenómeno en sus diseños. Uno de los usos más inteligentes está en el diseño de canales o ranuras entre el pilar A y la puerta, donde se genera una aceleración controlada del flujo de aire, provocando una zona de baja presión que "succiona" la puerta hacia el bastidor, favoreciendo el cierre sin necesidad de un gran esfuerzo.

Esto no solo mejora la calidad percibida (una puerta que se cierra suave, con poco ruido, da sensación de lujo), sino que también reduce fugas de aire, minimiza ruidos aerodinámicos y mejora la eficiencia del climatizador, al evitar pérdidas de estanqueidad a alta velocidad.

Algunos ejemplos concretos:
BMW Serie 7 (G11/G12): en sus versiones con puertas soft-close, el diseño del marco está optimizado para aprovechar la depresión generada por el flujo lateral. Se complementa con el sellado triple, pero el canal de entrada de aire ha sido calibrado para facilitar el "autocierre" pasivo en ciertas condiciones.

Mercedes-Benz EQS: en su búsqueda por la eficiencia absoluta, ha optimizado el flujo a través del arco de rueda delantero y los espejos retrovisores, pero también ha introducido geometrías específicas en las uniones entre las puertas y pilares para estabilizar el flujo, reduciendo turbulencias y ruido. No se trata solo de diseño: es dinámica de fluidos aplicada al confort.
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 El efecto Venturi aplicado a las puertas

Diseño de puertas como parte activa del comportamiento del coche

Es un error pensar que las puertas son simplemente paneles móviles. En coches de altas prestaciones o eléctricos de última generación, la interacción entre flujo aerodinámico, resistencia al avance y confort interior exige que cada milímetro esté optimizado.


Aplicar el efecto Venturi a las puertas permite incluso realizar tareas que antes requerían soluciones mecánicas. Por ejemplo:


  • En lugar de aumentar la presión de los burletes, el flujo puede generar un vacío que mantenga la puerta "pegada" al marco.
  • En condiciones de velocidad elevada, el flujo puede "aspirar" aire caliente desde el habitáculo o evitar que entre aire exterior contaminado.
  • Incluso se han investigado diseños donde el efecto se usa para refrigerar de forma pasiva componentes del marco o el sistema de climatización.


Este tipo de innovación es parte de lo que no se ve pero marca la diferencia entre un coche promedio y uno verdaderamente sofisticado.



Como suele ocurrir en automoción, no todo lo que es técnicamente brillante es viable en producción. Aprovechar el efecto Venturi en puertas exige una geometría muy controlada, materiales precisos y pruebas CFD costosas. En modelos económicos, donde el margen por unidad es mínimo, muchas veces se descarta por su relación coste-beneficio.


Además, para que el efecto funcione de forma estable, la fabricación debe ser extremadamente precisa. Cualquier desajuste entre puerta y marco puede no solo anular el beneficio, sino incluso generar ruido adicional (efecto silbido), que sería contraproducente. Por eso, suele reservarse a modelos premium o eléctricos, donde el silencio de rodadura y la eficiencia energética son diferenciales de marca.

Con la llegada de la movilidad eléctrica, los coches cada vez tienen más necesidad de gestionar el aire de forma inteligente: enfriar baterías, mantener confort, evitar entradas de polvo o agua. En este contexto, las puertas podrían evolucionar para tener canales internos que usen efecto Venturi para ventilar pasivamente, refrigerar zonas críticas o incluso limpiar filtros del habitáculo. Ya hay laboratorios de diseño, como en Polestar y Hyundai Ioniq, que han mostrado prototipos con marcos activos, que no solo sellan mejor, sino que ayudan a la distribución térmica del coche sin recurrir a sistemas mecánicos complejos. El diseño biomimético, inspirado en alas de aves o bocas de rayas marinas, ya se explora como base para nuevas aplicaciones del principio de Venturi en geometrías móviles.


Esto no se suele estudiar, por lo que tampoco es algo que suele sugerirse en los centros técnicos. A menudo, el efecto Venturi en automoción se queda en unas páginas del manual de dinámica de fluidos, sin llegar a entenderse su uso real en producto industrial. Los ingenieros que realmente lo comprenden son los que han trabajado en proyectos de desarrollo completo, donde se analiza CFD, validación en túnel de viento y correlación con confort NVH. Por eso, si quieres entrar en el mundo del diseño automotriz con ventaja, necesitas entender no solo los principios físicos, sino cómo se aplican con propósito. En definitiva, cómo se conectan la aerodinámica, la percepción del usuario y los objetivos estratégicos de diseño.

Si te interesa profundizar en cómo se toman este tipo de decisiones de diseño en un coche, desde la primera línea de boceto hasta la validación final, no te pierdas “Domina el negocio del automóvil: Guía completa de estrategia y diseño de coches”. Un libro pensado para que entiendas la ingeniería no como teoría, sino como ventaja competitiva real.

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